Pálida calavera que manosea mis sesos,
desapareces cuando la noche naufraga.
Defiendes la posición en mi válvula
y, a regañadientes, te sigo odiando.
Calavera sangrante, no digas adiós,
hoy te espero de nuevo en el descanso.
Ultrájame otra vez con tus fríos senos
y olvídate de los besos que no te doy.
Sarcástica calavera que me acompaña,
rie más alto, que no te oigo.
¿No sabes beber sin mojar los labios?:
pues los míos has disecado.
Improbable calavera sin carne ni piel,
ni escamas que arropen mi porvenir,
regrésame a tu infinito olvido
que yo ya no volveré contigo a dormir.
Calavera desterrada,
calavera inconclusa,
calavera de mis venas.
Calavera.
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