Por qué de madrugada
apagas todas las luces.
Ya ni te encuentro, ni te noto;
tan sumida tu mirada
al otro lado del mundo...
Son tus ojos vacío
allén la desierta almohada.
Ya ni las sábanas desprenden
el calor que nos amaba...
Y te pierdes en tus sueños,
y te duermes en tu odio.
¡Por qué esta madrugada
no nos encontramos en la cama!
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