delicadeza latente.
Eras ébano sangrante
y opio para mis sesos.
Redugiste mi pasión
con la trampa de tu huída,
mas los mítines nocturnos
se negaron a creerla.
Ahora escapo de las castas palabras,
prefiero construir un futuro...
mas no llega el aire: ¡sobra!
... Tu prefieres seguir evadida.
Ahora olvido las castas miradas
con el dolor amargo de la derrota.
Prefiero que tu engaño acabe aquí
a volver a ver cómo te fugas.
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