-Fría almohada-

Por qué de madrugada
apagas todas las luces.
Ya ni te encuentro, ni te noto;
tan sumida tu mirada
al otro lado del mundo...

Son tus ojos vacío
allén la desierta almohada.
Ya ni las sábanas desprenden
el calor que nos amaba...

Y te pierdes en tus sueños,
y te duermes en tu odio.
¡Por qué esta madrugada
no nos encontramos en la cama!

-¡O que fai o viño!-

Só falta a meniña do exorcista (que algunha había por alí, só que non lle daba voltas á cachola), porque, o resto da fauna xa estaba alí... ejem... Non fai falla comentarios, ¡pardiez!

-Encontrarse-

A orillas del mar
se estanca y deja de soplar el viento.
Su amuleto se ahogó en rutina.

A orillas del mar
se pierde y no vuelve a encontrar su norte.
Alguien le dirá qué sucede.

A orillas del mar
se desnuda e inventa su propósito de vivir.
Ya nadie le quiere saber.

A orillas del mar encontró mar
y llevó el disgusto de ser agua
y no poder ser desierto.

En medio del océano se estancó
y el viento rugió
por devolverle el amuleto que el mar tragó.

En medio del océano se perdió
y el norte le guió su camino.
Ahora sabe lo que sucede.

En medio del océano se vistió
e inventó su propósito de morir.
Ya todos saben quién es.

En medio del océano encontró tierra
y llevó la alegría de ser agua
y saber que podrá fertilizar
y cultivar una isla de encanta.