31 marzo 2007

-Los mejores segundos de mi vida-

Más triste que la felicidad fingida
descompongo casualidades;
aborrezco amanecer.
¡Necesito destinar mi incordura!

Las abarrotadas noches en mi cerebro
no dejaron sitio a tus pupilas.
Deberían las neuronas distinguir
las manos sísmicas sobre mi piel.

Y sólo el papel se rinde
a tu olvidada sonrisa...
¡qué plateada sonrisa
en los mejores segundos de mi vida!

-De un tiempo estancado-

Es un sonar soñado
el desvelo de mi añoranza,
es un pausar de horas, de días...
Y ya no me queda templanza
para escribirte caricias
que ni serán rechazas.

-Discernir tu voz-

Hoy volví a escuchar
cómo tu tierra
latía en mis entrañas.

Como a la luz
busqué distiguir tu voz,
mas ecos naufragados me llegaron.

Acabaré por discernir
entre el fruto del hazar
y el hazar de lapidarme.

...Y olvidarme he
de la misericordia.

-¡Maldito pundonor!-

Tengo el corazón latiente
y doliente desilusión;
fama de soñador esquivo
y carente esperanza:
¡valiente perdedor!

Tengo la añoranza hiriente,
con un tridente clavada;
el saber de la desfortuna
y el pudiente deshonor:
¡humillante canalla!

-Ahora que todo sigue igual-

Ahora que encontré tu manto
y tu regazo reanida en mis sueños.
Ahora que tantas veces deshice
y tantas otras reconstruí.
Ahora que el sol está tan alto
y mi corazón roza el subsuelo,
ahora, todo sigue igual.

Ahora, después de tantas horas
y tantos desconsuelos marchitados.
Ahora que creí en el pasado
y el presente me lo quiere arrebatar.
Ahora, justo en el momento de mi rebeldía,
volviste a poner la cordura en su sitio...
Ahora, ahora todo sigue igual.

-Fuente esperanza-

Son remiradas las fuentes eternas,
castigan con su cántico mi alma.
Jamás podrán velar mi perdón
ni mirar podrán jamás mis furtivos ojos.

Son malvadas y anidan en mis esperanzas
cual espinas que en el alma se clavan.
Son malvadas, mas no les puedo reprochar
que nunca acudieran a mis llamadas.

De sus tiranos senos me amamanto
cuando la saciedad me quema la boca.
Provocan mi rechazo, mi dolor...
y no albergan ilusiones de cesar sus cantos.

Son oscuras, granates las aguas son.
Son reproches y utopías, y no son.
Son preocupantes poesías de escarnio e maldecir.
Son malvadas y remiradas.
Las fuentes, enfermas son.