16 febreiro 2007

-Sueños son-

Algún día de mi inexistente vida
debí de olvidar el corazón.
Destronado de su cubículo,
el canalla, no quiso volver a latir.

Olvidé cantar a la mañana,
a abrazar el futuro.
También quise olvidar la sombra
que partió con el.

Saqué a subasta mi cuerpo,
pero nada me llenó.
Describí en mis sueños felicidad...
mas los sueños, sueños son.

Hoy remito desdicha
y pido, sin mi corazón,
que quien lo llevó lo devuelva...
mas los sueños, pesadilla son.

15 febreiro 2007

-Regresos atormentantes-

Cual de ultratumba vuelves, a mofarte, con tu risa cándida que un día despertó en mi mis más humanos sentidos; con tu risa desafiante a mi memoria, cual anhelos galopantes, créeme, vuelves a surgir... Y no es grato.

Debería escupir en tu recuerdo, mas esculpo... Y no te culpo de las cicatrizes que acaban de resurgir cual ave Fénix, que en cenizas las creía hallar.

Ya sé que nunca seré parte de tu alma, ni de tu cuerpo; tan siquiera podría ser un olvido de tu subconsciente. Y ni con esas... ¡Qué duro resulta ser nada!... y por nada ahogarse.

Mas debo salir a flote, agarrarme a un presente vacío o vislumbrar un vertiginoso futuro lleno de almas caritativas que quieran ofrecer a mi boca lo que la tuya no me quiso latir.

Y creo que sería de justicia omitir la indiferencia que creía sentir por ti.

Me despido en amargura.

10 febreiro 2007

-Si te creo poco o tanto-

Una de amor
y otra de arena...
déjame respirar.
Otra de besos,
otra de borrachera.
Apiádate de mi.

Desapareces y te espero;
me esperas y no te aparezco.
Nací en la cuna del alcohol
necesitando un momento de espera.

Vuelvo a ti, ¡vuelvo a ti!:
¡sí!, ¿vuelves a mi?
Perdona que no te crea
si te quiero tanto
como para no creer.

-Por qué surco el cielo-

¿Desde cuándo yo, imaginaos,
soy capaz de volar a ras del suelo
y remontar al cielo cual ave voraz?
Decidme desde cuándo.

Y decid por qué vuelo yo:
ni tengo alas ni soy cuervo
y, por más que intente responder...
Decidme, ¿por qué vuelo?

Con todo esto dudo de mi fe,
de no poder volar como águila salvaje
y mi vista se pierde poco más allá de los tres pies,
pues es el águila mejor vigilante.

Y de no caer desde el cielo
como cayó Ícaro a la mar,
volaré tan alto, o más, si puedo,
tanto como el águila real.

... Pero no soy más que cuervo
con plumas y alas imperiales;
que no vuelo yo ni con el viento
ni aún en vacío consigo volar.

Y si no vuelo, ¿por qué voy tan alto?,
que no es mi linaje papel ni cosa ligera.
Os podría decir el por qué surco el cielo:
desespero.

-Las mutilantes palabras-

Encuentro que ya nada brilla
ni hace años ni ahora.
Parece como si no hubiera prisa
cuando la verdad es que nos vamos secando.

Adormecen los sueños hoy,
se mecen en el porvenir.
Diría que estás despierta
por si no te das cuenta, y te secas.

¡Ah!, ¡craso error!,
las mutilantes palabras nos odian...
¿por qué no odiarlas también?

...Parece mentira que te acuestes
con la conciencia tranquila.