26 marzo 2011

-Ínfimo-

Que en el amor y el dinero
a nadie le importe lo que tengo;
que el pobre de espíritu
y el avariento de querer
dejen de morar en mi cuerpo;
que la estúpida codicia
abandone mis sueños;
que el silencio que habito
se queme en el infierno.
Que la ira y la lujuria
cicatrizen en mi alma;
que la ignorancia y el saber
se fundan cada mañana;
que el estúpido dolor
tenga su ocaso en tu almohada.
Que el destino que está por llegar
no engulla ninguna esperanza.

-He aquí la mugre-


He visto un ángel
devorando mis entrañas;
sus finos labios,
helados,
y sus alas, me sobrecogieron.
He visto luces
y sirenas que gritaban
dulces palabras:
¡torrentes,
riadas de orina sobre mi alma!
He visto un cielo
desquiciando mi tormento;
sus nubes negras,
sus truenos...
sus tétricas aves, me cegaron.
He visto vivir
y si he visto no recuerdo;
he visto morir
un sueño
dentro del vaso que me amamantó.