-Conmiseración-

Demasiada misericordia en este pobre mortal, demente e iluso. Deberías tronar más fuerte si cabe, mas el cielo escampa en tu vil entraña.

Me perjuro una y otra vez por cesarte de mi alma... ¡Y se encapota! Se niega a olvidar que el olvido no hace daño... ¡Mísera materia impalpable!

Hoy te alejo de mi otra vez, o eso quisiera creer. Hoy te despido, y no sé hasta cuándo. Sí: hasta ahora.

Deteriorado mi corazón, mi suplicio, mi cansancio. Perjudicada mi serenidad. Mi soledad destinada al aislamiento. ¿Hasta dónde pueden llegar los momentos?, ¿hasta dónde el hambre que te siento?... Inabarcable pasión.

-Amor mío-

Parto de que te soy infiel
y de que jamás hubo otra;
declarando mi concubinato
necesito tu perdón.

Sombra alargada,
llevo tu compañía al abstracto
y peregrino hasta la cuna
que me ha de mecer.

Ya sé de tu consuelo,
de tus borrosas imágenes.
Plasmas a la perfección
todo lo que llevo dentro.

Y al límite estás del pecado...
pero, otro día más,
te acomodas en mi regazo
y nos ponemos a soñar.