Más triste que la felicidad fingida
descompongo casualidades;
aborrezco amanecer.
¡Necesito destinar mi incordura!
Las abarrotadas noches en mi cerebro
no dejaron sitio a tus pupilas.
Deberían las neuronas distinguir
las manos sísmicas sobre mi piel.
Y sólo el papel se rinde
a tu olvidada sonrisa...
¡qué plateada sonrisa
en los mejores segundos de mi vida!
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1 comentario:
... y después silencio,
aire inexpirable,
ambiente seco,
olor a asfalto...
quisiera un faro en mi casa...
Hola Richi... Saludos desde el Templo del morbo... Y de la Fotógrafa oficial de Panacea... Aún guardo mi contrato...
Besos...
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