De cuando el verano asomaba sus luces
y tú, mi lucero, te perdías en el tiempo,
recordaba yo.
De cuando el mar devoraba mi cuerpo
y tú, mi animal, devorabas mi mente,
recordaba yo.
De cuando la noche saciaba mis penas
y tú, mi beber, me dejabas morir de sed.
De cuando llegaba el verano
y el tiempo no se paraba,
de cuando volvía el triste verano
y el tiempo nos separaba...
Subscribirse a:
Publicar comentarios (Atom)
Ningún comentario:
Publicar un comentario