22 xaneiro 2007

-Tú, que eres paso y no lo sabes-

Tú, desterrado al olimpo de la vanidad,
alzaste en alto tu espada
conjurando la miseria de tus labios.

Destruíste la fortificación
que enjaulaba tus peores instintos,
tú, que jamás caminaste por el edén.

Más valdría derrocar las desdichas
antes de que se vuelvan fieras.
¡Sal de tu guarida, alimaña!,
sal con tu guadaña a vencer los males.

Tú, débil e insignificante,
te sacas los ojos con la ira
e intentas proseguir en la oscuridad del destino.

Cuando todo sea desolación
volverás a reprochar a tus bigotes,
tú, que siempre fuiste afeitado.

Ningún comentario: