30 setembro 2006

-Los acantilados-


Los acantilados resbalaron
al escuchar nuevas necedades
y juraron callar como piedras
hasta que vuelvan con un ángel
todas aquellas verdades
que naufragaron en sus costas.

Se hicieron ver duros,
como rocas, de otoño a verano.
Pero las mareas fueron deformando
sus sólidas consistencias
y poco a poco caían sus estructuras
a un tiempo que nunca buscaron.

¡Cómo no reencontraron esperanzas
aquellos días de mar en calma!
Cómo no quisieron desprenderse
cuando las olas les golpearon...

Por fortuna no sienten nada,
o eso nos hacen creer,
pero cuando el viento azota
gimen en derrota eterna,
esperando, como el futuro,
que el futuro les dé la verdad.

Acabarán pensando que perdieron
si no tienden sus alas
aquellas gaviotas amigas
para que el frío no agriete sus almas
ni la lluvia arranque sus pieles
ni el miedo acabe consumiéndoles.

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