11 abril 2007

-En homenaje a los caídos-

Como si pudiéros saber lo que el mañana no nos quiere decir. Así jamás podremos llegar al infinito para tocarlo con las manos y después volver. ¿Volver?, la vuelta es lo más triste de la ida.

Acabamos comiéndonos los codos de tanto estudiar facetas sobre los demás que ni ellos mismos saben, ni nosotros hemos estudiado. Aunque de estudiantes está el mundo lleno. Estudiantes codiciosos. Estudiantes aberrantes. Estudiantes melosos. Estudiantes, al fin y al cabo.

Que el que haya repetido levante la mano (el que no, que se joda y aguante su llanto). Debería de ser una repetición incesante, ida y vuelta (la vuelta es lo más triste), hasta acabar calmando la tontería de querer reinar en un pasado abstracto del que recordamos tan sólo vanalidades incoherentes.

No somos materia en esta materia. Títeres tal vez. Añoranzas estudiantiles de mozas y mozos aposentados en sus pupitres de tedio. ¡Qué mierda de adorables pupitres!

Fuímos recreos de fumata y cambios de clase de pitillo y encendedor. Acróbatas de pesados libros y apuntes desordenados. Figurantes de teatro encerrados entre cuatro paredes. Aprendices de la nada y de la vida, de la desdicha y la amargura que, juntas, hacían la felicidad.

Y ahora nos queda la eternidad (porque la vuelta ya la sufrimos). Y nos queda desempeñar lo que nunca nos dejarán desempeñar. Y habremos de sucumbir otra vez al tedio de las horas que no pasan, pero sin estar encerrados con los codos incrustados en la almohada verde que pintábamos para no aburrirnos.

Este homenaje no nos lo merecemos, porque siempre quisimos lo que no debíamos querer: trabajos forzados.

2 comentarios:

Richi dixo...
Este comentario foi eliminado polo autor.
Richi dixo...

Por cierto, yo repetí 2 veces... y qué ganas me quedaron de tripitir!!!