14 abril 2007

-Ser quien te arrulle-

Por qué no ser yo
quien te despida cada noche
y, cada mañana ser
los primeros ojos que te hablen,
desnudar el alma en un infinito,
prohibir hablar más de lo necesario,
cantar con los labios sellados.
Sellar un contrato perenne.

Por qué no ser yo
tu esclavo eterno...
¡Ah!, ¡no!... ¡si lo soy!,
y lo seguiré siendo,
hasta que un día diga basta
o tus palabras me basten,
o el cielo se caiga...
¡Y por qué no!

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